07 junio 2011

Recuerdos Gastronómicos

Por suerte, fortuna o milagro tuve la oportunidad de ir a un restaurante la semana pasada que me trajo un sin fin de recuerdos; había sido un día lleno de emociones fuertes debido a ciertas circunstancias no esperadas, en resumen, no era de aquellos días donde tus sentidos están de buenas contigo. De esos días fríos y solitarios donde el estar acompañado ayuda, mas no consiente a ese interior perdido que deambula involuntariamente entre palabras incompletas y pensamientos incoherentes.

Finalmente tomé asiento en este lugar, el cual no me convenció nada su decoración, parece que todo es un gran desorden y que nadie puso atención mínima en encontrar un equilibrio visual, la cocina esta a la vista, digo, sin ninguna división mas que una “pared” de bamboo falso, es interesante ver la mezcla de culturas que el restaurante tiene, el personal es asiático-mexicano-francés y casi seguro que la de la caja es de la india. Dominaban los olores clásicos de la comida asiática, ese olor a ajo mezclado con aceite de ajonjolí y los toques sencillos del cebollín picado.

Me aventuré a pedir un Ramen y un arroz frito, obteniendo una sorpresa increíble; recibí una cachetada mental y los momentos que pasé en aquel restaurantito escondido en las calles de Tokio -cerca de shibuya station- vinieron a mi mente casi de forma instantánea, recordé en cuestión de segundos aquel día lluvioso saliendo del metro en la estación donde le rinden homenaje al gran Hachiko. El arroz frito estaba preparado de tal forma que recordé un restaurante situado justo enfrente del hotel donde trabajé en Hangzhou, China, ese lugar donde la familia que operaba el restaurante siempre quería hablar conmigo y se comportaban tan hospitalarios como pocas personas en china.

Fue un sentimiento agridulce recordar esos momentos, aquella familia en china, un día y sin esperarlo se tomaron una foto conmigo mientras comía, y para mi sorpresa la colgaron en su restaurante como muestra ¿de que? no se, tal vez agradecimiento, cortesía o amistad, un detalle que nunca podré olvidar.

Los sabores son fotografías de momentos especiales durante algún punto de tu vida y a mi parecer son mucho mas valiosos que una simple fotografía tomada en alguno de esos viajes. Poder recordar momentos específicos y darles un “cuerpo” solo es posible al unir una imagen con un olor, un sabor, una textura y la gastronomía nos da la facilidad de lograr eso.

¿No les pasa que ciertos platillos les hace recordar ciertos momentos de su vida? ¿Aquel asado en domingo con la familia? ¿aquel viaje donde probaron algo único?


Lamentablemente en mi caso, pocos lugares chinos o japoneses logran ese efecto al comer, pero es tan satisfactorio recordarlos de esa forma, digo, a mi me seguirá invadiendo la curiosidad si algún día regreso a esa ciudad en china;

¿seguirá el restaurante? ¿seguirá mi foto? ¿me reconocerán?

Remember
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@abelmoralesv

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